lunes, 8 de diciembre de 2008

Así es La Habana...

Llego a la Habana y lo primero que me llama la atención es su olor...todo huele de una manera peculiar...es una mezcla entre frijoles recién hechos y orin de perro, todo ello aderezado con un calor húmedo propio de una isla cuya situación es cuanto menos, expectante...
La Habana es genial. Su gente, sus avenidas, imponentes edificios destrozados por el paso de los años y múltiples carteles de propaganda antiestadounidense y pro-fidel, sin olvidarnos, como no, de nuestro querido Che Guevara, ¿sabéis que era médico?, que lo mismo te lo encuentras en un mural del Prado que en la mejor heladería de toda Cuba, el Coppelia.
La Habana es donde puedes ir a casa de un cubano y que te enamore con su cocina, La Habana es donde se reza el padre nuestro en tono de son, La Habana es donde pasean miles de personas con ideas nuevas en la cabeza pero cuya única esperanza de ser mostradas es salir del país. La Habana son sus mojitos y daiquiris.La Habana es donde ves a las "santeras" con sus paraguas y pañuelos, vestidas íntegramente de blanco, fumando, bebiendo y cantando himnos a sus muertos con tambores de fondo que encandilan a cualquier viandante , La Habana es donde te dicen “linda” por la calle sin temor a que les contestes mal, La Habana es un caos. La Habana es un remolino de casualidades donde te encuentras desde jineteros que se venden por un dólar a gente amable con tanta dignidad que son incapaces de pedir un saludo...La Habana es donde nacieron grandes y murieron inocentes.

La Habana es una ciudad triste, porque a pesar de las casas de colores y los mini-conciertos de salsa por la calle, la ciudad llora constantemente, llora por un cambio, por una reforma, porque algún día a alguien se le ocurra llegar con una buena iniciativa de restaurar la ciudad, un amago de este sueño lo está haciendo la UNESCO al mando de Eusebio Leal, sin embargo, aún queda por hacer muchísimo en la ciudad del son y la salsa, porque la Habana también es ciudad de músicos…la impotencia que produce ver edificios señoriales, básicamente preciosos, llenos de hollín, casi en ruinas y algunos con maleza, y me atrevo a decir árboles creciendo en sus fachadas, es una pena, pero aún más impotencia da ver la dejadez y la hipocresía de un régimen que un día apostó por la Libertad pero que hoy ni siquiera deja pensar a su gente…

¿qué puedo decir más? Cortejo, sexo y baile para curar las penas “mija” porque a veces de verdad solo quieren “conversá amol” y si tienes ese placer te encontrarás a gente maravillosa, muchos abatidos y ansiosos por una cambio, o por poder simplemente sentarse con su familia a tomar algo en uno de los tantísimos hoteles de los que disfrutan los turistas, porque como bien dicen ellos son personas, no animales, y yo sólo puedo decir que cualquier gobierno que oprima el pensamiento de su gente no merece ni ser gobierno ni gobernar. Así es la Habana, que una vez que vas te engancha, ojalá que algún día triunfen las verdaderas ideas por los que los jóvenes Castro, Cienfuegos y Guevara lucharon en el 59.

En definitiva, La Habana son los cubanos y así la he disfrutado.

Guajira, i love you tonight.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

pequeplat me he qdado flipada!! mirala que guardado se tenía que escribía así.. (me ha encantado lo de orín de perro) jajaja

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Unknown dijo...

Ufff, y seguramente todo el personal se te habrá ofrecido para el sexo a cambio de cualquier chorrada. No sé si es más triste el que lo ofrece o el que lo acepta. A mi me pareció penoso y no me llevé una imagen aceptable. Cuando volví no dejaba de recordarla porque cada vez que abría la maleta aparecía ese olorcillo que bien has descrito...jajaja.
Es verdad que la gente tiene una alegría especial, y terminas con una sensación rara entre felicidad y pena.