Hoy me he puesto a pensar que pasará cuando esté instaurado del todo la videollamada. Tú, el que lees pensarás, pues será genial, ves con quien hablas, lo entiendes mejor, puedes leer sus labios, tienes un contacto más personal o simplemente sabes con quien te estás enfrentando. Yo digo, sí, genial, sobre todo porque ven si vas vestido bien o no, o incluso si vas..., ves si la voz dulce detrás del teléfono es en realidad una cara angustiada, te das cuenta de que esa persona interesante y engominada que conociste en el bar en realidad sólo tiene ese traje y le gusta pasearse con camisetas de "panaderías kati" por su casa( cosa no tan rara al parecer). En definitiva, que te pierdes todo lo bonito de la insinuación, y además ni puedes tocar, ni palpar, ni consolar. Es una sola pantalla la que te habla, a veces es mejor quedarse sólo con la voz e imaginarte a la persona en cada momento.
Cuando le dices a alguien...te quiero. o simplemente un ya no te quiero. Todo es distinto si hay una pantalla de por medio.
Pero, déjame pensar, ahora que recapacito, casi es mejor la reacción de después de colgar...qué pasa por la mente de la otra persona? cual será su cara? llorará? estará riendo de alegría? nunca os habéis preguntado eso?, porque yo lo hago constantemente....cada llamada, cada nueva palabra, cada conversación tiene algo diferente. Es como las mochilas, cada uno lleva cosas distintas, pero has imaginado alguna vez a esa persona llenando su mochila?con esmero, con cariño, con desprecio o sin ganas, no obstante, siempre llenándola.
Yo odio las mochilas vacías, no tienen sentido. Es espacio muerto, inútil. no es más fácil utilizar los bolsillos si tienes poco que meter?
Una reflexión extraña, pero que a mi me ha dado qué pensar, suele pasar cuando no hay otra cosa que hacer.